«La villa de las tres mentiras» (no es ni santa, ni llana, ni está en el mar) se encuentra en el interior de Cantabria, a unos 30 km de la ciudad de Santander. Sus callejuelas empedradas, flanquedas por balcones de madera, palacetes, casonas de piedra y escudos nobiliarios, nos trasladan a la Edad Media por un rato. A cada paso que das vas encontrando un puesto donde comprar recuerdos, muebles, flores, cerámica y donde poder degustar el bizcocho casero de la zona. Se trata de un agitado bazar abierto al turismo.

En la Plaza del Mercado se encuentran algunos de los edificios más representativos de la villa: el palacio de los Barreda-Bracho, del siglo XVIII, que hoy en día es el Parador de Turismo Gil Blas; el Ayuntamiento; la Torre de Don Borja, levantada a finales del siglo XIV y que actualmente es la sede de la Fundación Santillana; o la Torre del Merino, del siglo XIV, que es el edificio más antiguo.

Al final de la calle del Cantón se ubica la Colegiata, que es el monumento religioso más importante del arte románico en Cantabria. Levantada sobre una antigua ermita en el siglo XVII, la iglesia alberga la tumba de Santa Juliana, una mártir local de comienzos de la Edad Media. El claustro, adosado a la nave norte, está considerado como la obra maestra del conjunto, por la excelente talla y decoración de sus capiteles.

De noche, el viajero que se adentre en Santillana del Mar sentirá la magia que rodea todo lo antiguo, revivirá las leyendas milenarias y experimentará un viaje en el tiempo, que le llevará a una Edad Media llena de colorido, riqueza y alegría de vivir.

Colegiata Santillana del Mar

Esta entrada fue publicada en Sin categoría. Guarda el permalink.