La noche del 5 de enero los niños españoles ( y los que no son tan niños) esperan con ilusión la llegada de los Reyes Magos de Oriente: Melchor, Gaspar y Baltasar. Durante lo días previos es costumbre escribir una carta a los Reyes en la que se demuestra nuestro buen comportamiento durante el año y en la que pedimos regalos. Esa misma tarde se organiza una impresionante Cabalgata para recibir a sus Majestades en nuestro país. Y es que durante esa noche tienen la complicadísima tarea de depositar regalos en todos los hogares españoles. Eso sí, siempre que hayamos sido buenos, porque de lo contrario recibiremos carbón, del dulce por supuesto.

Esta tradición tan navideña tiene un origen religioso y, tal y como cuenta la leyenda, los tres Reyes Magos subidos a lomos de sus camellos se guiaron a través de una estrella para llegar hasta el Portal de Belén. Allí adoraron al niño Jesús y le obsequiaron con oro (por su naturaleza real), incienso (por su naturaleza divina) y mirra (como embalsamador para los muertos, por su futuro sufrimiento y posterior muerte).

El 6 de enero se celebra la fiesta religiosa de la Epifanía, por la que Jesús toma una presencia humana en la tierra. Después de abrir los regalos por la mañana, vuelve a ser un día familiar, en donde el»Roscón de Reyes» es el protagonista indiscutible, ya sea en el desayuno o en la merienda. Se trata de un pan dulce con forma anular, adornado con rodajas de fruta escarchada o confitada, y se suele acompañar de una taza de chocolate caliente. A veces está relleno de nata y contiene pequeñas sorpresas en su interior.

Los tres Reyes magos (versión Playmobil)

Roscón de Reyes

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